Rumbo a la historia

El Infierno tan temido 
(fragmento)

A Enrique Vila-Matas

Mi madre siempre me habló claro. Para mí ella significaba todo: la vida, la belleza, la feminidad, pero principalmente la verdad. Cada vez que le planteaba una duda ella me contestaba con absoluta sinceridad porque me amaba. La verdad resulta imprescindible en la vida y en el amor, digan lo que digan. Yo tenía siete años. Acababa de entrar a la escuela primaria y me preparaba para recibir la primera comunión. Inés y María, mis dos hermanas, menores, e incluso mi propia madre, me habían empezado a ver como "el hombre" de la casa. Mi madre insistía en que era mi obligación cuidarlas y protegerlas, como ella a mí. Así tuve que aprender a cuidarme y a defenderlas. ¿Necesitaba defensa? No lo sé. Yo pensaba que sí tal vez porque el más necesitado de un cierto sentido de seguridad era yo mismo.

       Pero debo iniciar mi historia. Supe leer y escribir antes de ...

Extraído de: Rumbo a la historia. (2001). Hernán Lara Zavala p. 79

No hay comentarios:

Publicar un comentario